La espada se compone de un hacha y un martillo gigantes vinculados en sus extremos por tiras de cuero delgadas como cuerda. Para atacar en primer lugar el portador, hace una grieta o muesca en el arma del oponente con el hacha, y luego golpea con el martillo en el lado romo del hacha, como si fuera un clavo, y el hacha gracias al golpe rompe el arma enemiga y corta al adversario.